La leyenda de la laguna de Leandro

La leyenda de la laguna de Leandro

Argentina es un país lleno de leyendas. Muchas de ellas tan antiguas que no podríamos situar su origen en el tiempo. Así surge la leyenda de la laguna de Leandro, una leyenda muy popular en la zona de Quebrada de Humahuaca.

Hace mucho tiempo, en este distrito residía un runa que respondía al nombre de Leandro. Este hombre vivía única y exclusivamente para el trabajo. Así, junto a su mujer, se encargaban de gestionar un pequeño rancho de adobe en el que guardaban unas cuantas ovejas y otras tantas llamas.

Leandro realizaba largos viajes por estas tierras para poder vender animales y los productos que se derivaban de estos a otras granjas. Así, un día que viajaba a Tres Morro se topó con un curioso personaje. Se trataba de un típico arriero de la Puna con el cual entabló amistad mientras conversaban amenamente.

El hombre le contó varias historias de la zona, pero una de ellas hizo que Leandro abriera por completo los ojos. Se trataba sobre una antigua historia sobre el Inca Atahualpa. Al parecer, durante la conquista española, habían llegado emisarios del Inca pidiendo todo el oro y plata que pudieran reunir para pagar un rescate. Así, cargados con tesoros de gran valor, regresaron por la Quebrada de Humahuaca. No obstante, cuando se enteraron de que el Inca había sido asesinado por los españoles, decidieron tirar los tesoros a una solitaria laguna que se situaba a unos 4,170 metros sobre el nivel del mar. Pensaban así que los tesoros quedarían ocultos lejos de las manos de los invasores.

Cuando Leandro regresó de ese viaje, contó a su mujer la historia que este amigo improvisado le había narrado. Así pues, pasaron largos días pensando cómo podían conseguir sacar este gran tesoro del fondo del lago.

Tras unos días de meditación, el hombre y su mujer decidieron que la mejor forma de conseguir el oro sería vaciando la laguna. Para ello, Leandro comenzó a construir una zanja que serviría como desagüe.

La familia se dedicó por completo a estas faenas durante largos días. No obstante, Leandro se encontró con un acontecimiento que cambió el transcurso de su plan. Desde el centro ya casi de la laguna emergió una figura que representaba un cuadrúpedo con grandes astas de oro puro. Leandro se asustó y corrió junto a su mujer. Prometió que dejaría la laguna en paz, pues esta criatura, sin duda alguna, surgía del mismísimo infierno.

No obstante, en pocos días la avaricia volvió a nublar la mente de Leandro. Volvió a la laguna y siguió con su trabajo. Tres días después ocurrió exactamente lo mismo, el infernal animal surgió de la nada. No obstante, en esta ocasión, Leandro fue arrastrado al centro de la laguna hundiéndose con él.

Hoy por hoy se dice que en la laguna de Leandro aún se escuchan los alaridos y gritos del desdichado hombre, que dejó que la ambición se apoderara de su ser conduciéndolo a un trágico final.

– Más leyendas argentinas: la leyenda de la Luz Mala.

Foto vía:  jaircaraveounsolvedfiles

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