El Castillo San Carlos de Concordia

Castillo San Carlos

Quien podría pensar que el escritor Antoine de Saint-Exupéry encontraría inspiración en la Argentina…Probablemente nadie pero lo cierto es que el autor de El Principito encontró un refugio para su imaginación en el Castillo San Carlos, situado en la ciudad de Concordia, provincia de Entre Ríos.

Las obras de este castillo comenzaron en el año 1886 y demoraron apenas dos años. El trabajo se realizó con materiales provenientes de Europa y el buen gusto dominaba la escena. La mansión era un ejemplo de diseño y decoración, con lujos extravagantes para la época como calefacción central a través de hogares de mármol, iluminación a gas y agua corriente.

Eduard Demachy y su esposa fueron los primeros dueños aunque apenas tres años más tarde regresaron a Francia, su país de origen. Debido a que la mansión permaneció en sus manos, fue alquilada en varias oportunidades. Finalmente, la Sociedad Rural de Concordia la adquirió durante algún tiempo hasta que en 1929 fue nuevamente vendida a una familia, los Fuchs Valon.

Entonces es cuando los caminos de San Carlos y el escritor se cruzan pues en la época en la que Saint-Exúpery volaba por los cielos, su avión sufrió un problema técnico y debió aterrizar en los campos de la mansión. Entonces conoció el lugar y también a esta familia que lo acogió con los brazos abiertos hasta que solucionó el problema. Fue también el momento en el que quedó maravillado con el castillo y el paisaje de los alrededores.

Esto ocurrió mucho tiempo antes que el aviador deviniera en escritor. Por entonces, el francés se encontraba en la Argentina delineando rutas aéreas para el transporte aeropostal. Sin embargo, el destino quiso que nunca olvidara el lugar y así fue como luego se inspiró en San Carlos al escribir un cuento de su libro “Tierra de Hombres”.

Lamentablemente, años más tarde el Castillo San Carlos fue abandonada y librado a su suerte. Entonces lo saquearon y poco a poco fue perdiendo su brillo hasta que un incendio ocurrido en 1938 destruyó sus dos plantas, los jardines y sus estatuas. Hoy día poco queda de este lugar, apenas las ruinas de lo que alguna vez fuera una soberbia mansión que conquistó el corazón del genial escritor.

Foto Vía: Che fotos

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