Bahía Bustamante, pueblo alguero de Patagonia
En 1953 Don Lorenzo Soriano, un español de mediana edad, llegó a la Argentina buscando algas marinas para poder extraer una sustancia que le permitiera fabricar unos fijadores para el cabello, actividad en la que había desembarcado unos pocos años antes.
Fue así como llegó a Bahía Bustamante, un lugar al norte del Golfo San Jorge, en el corazón de la Patagonia, por entonces conocido como “Bahía Podrida” debido a las algas en estado de putrefacción que allí se acumulaban. Sin importarle la situación, comenzó a recolectar algas junto a sus hijos y así fue como nació este pueblo alguero, una de las zonas más exclusivas del país.
El tiempo quiso que el pueblo comenzara a crecer con la llegada de unos 400 empleados. Fue así como se construyó una iglesia, una escuela, depósitos, talleres y una proveeduría, entre otras cosas. La actividad alguera junto a la agropecuaria dominaron la vida de sus habitantes hasta que en 2004 los descendientes de este español decidieron abrir Bahía Bustamante al turismo, transformándolo en un lugar único muy selecto debido a sus altos precios.
Hoy allí viven apenas 40 habitantes que cuidan con recelo el lugar y reciben a los visitantes de la mejor forma, participando de las actividades turísticas y permitiéndoles conocer todo el encanto del lugar. La biodiversidad y los fabulosos paisajes son el valor agregado de Bahía Bustamante, localidad que además se lleva el título del “único pueblo alguero del mundo”.
Los turistas no se alojan en hoteles, sino en las casas de los habitantes, situadas a orillas del mar. Las mismas han sido recicladas aunque aún son sencillas pues la idea es que los visitantes vivan el estilo de vida local. Así es como deben adaptarse a la escasa electricidad, que se corta a las 23 horas, o bien comprar en el único almacén del pueblo, donde también se ofrece un servicio de comidas patagónicas. Las calles de Bahía Bustamante tienen nombres de algas y al transitar por ellas uno puede disfrutar del mar, pues todas las construcciones se encuentran a su lado, como el Bar López, el edificio más antiguo del lugar.
Además de experimentar una vida muy tranquila y en contacto con la naturaleza, los visitantes pueden realizar una gran cantidad de actividades de exploración como el avistamiento de aves y lobos marinos, la visita al bosque petrificado, un recorrido por la industria alguera –actividad que aún sostiene al pueblo- visitas a estancias patagónicas y mountain bike. También hay una varias excursiones en barco que os llevarán a las islas de la bahía.
Quizá el gran inconvenientes del lugar sean sus precios, pues con la intención de lograr gran exclusividad las estancias son muy caras y a precio dólar, algo que si bien no perjudica a muchos turistas extranjeros, aleja a los viajeros nacionales que, desafortunadamente, les queda por fuera de sus presupuestos.
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No encuentro una direccion o teléfono válido para realizar contacto. Tendré que ir personalmente y averiguar allí…. JC