Yacanto, el encanto de un pueblo olvidado
Por estos días, Córdoba está viviendo una realidad oscura. Debido a la importante sequía que azota a la provincia se ha producido una ola de incendios forestales que afecta a distintas regiones, entre ellas el agreste Valle de Punilla.
Si hay algo bueno dentro de este panorama sombrío es que los incendios aún no han llegado a otros hermosos lugares como es el caso de Yacanto, una localidad muy pequeña aunque no por eso menos encantadora. Este pequeño pueblo es discreto, sin grandes monumentos, y quizá ese sea el punto de interés dado que se trata de un lugar agradable, con la naturaleza y los paisajes como mejor herencia.
Yacanto es una ciudad diminuta que está situada a 196 km de al capital cordobesa y cuenta con una población estimada de poco más de 1.400 habitantes. Es uno de esos pueblos que ha quedado en el olvido, un lugar en el que todos se conocen, salvo por los turistas que aprovechan sus vacaciones de verano para disfrutar de unos días junto al paisaje serrano. Porque Yacanto está situado en el Valle de San Javier, una zona de inmensa belleza que cuenta con una ruta que lo une con algunas otras pequeñas localidades como es el caso de San Javier o La Población. Todos estos destinos conforman un todo que ha nacido en forma espontánea al oeste de la Sierra de Comechingones y al pie del cerro Champaquí.
Pintoresco como pocos, el pueblo ha conservado su fisionomía original y ese es parte de su encanto. Son apenas unas pocas calles en las que conviven viejas casonas de siglos pasados con discretos ranchos de adobe. También hay pulperías, almacenes y carruajes de época.
Durante muchos años Yacanto fue conocido apenas por la presencia de un hotel de origen inglés que contaba con una cancha de golf de 18 hoyos pero finalmente muchas personas comenzaron a apreciar lo agradable de este lugar y así fue como el pueblo pasó a ser un refugio para quienes disfrutan de esos pequeños rincones del país. También hay algunos paseos para descubrir como es el caso del Camino de los Artesanos, un circuito en donde se encuentran numerosos talleres artesanales que ofrecen trabajos en cerámica, tejidos de telar, platería criolla, joyería, madera y cueros.
Quienes desean poner el cuerpo en movimiento también pueden escalar el cerro Champaquí, con sus 2.790 metros de altura. El ascenso demora entre ocho y diez horas, y el recorrido puede realizarse con guías especializados.
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