Secretos de Buenos Aires

Plaza Las Heras

Buenos Aires es una de las grandes ciudades del continente sudamericano, y como tal guarda cientos de secretos y leyendas. Algunos de ellos están vinculados a la traza de la ciudad y así es como, detrás de la que conocemos, hay otra ciudad, la que permanece oculta, la que sólo puedes descubrir si pisas sus calles, si pasas al menos unos días completos allí.

Buenos Aires tiene algunos lugares que merecen la atención pues en ellos se pueden encontrar los restos de lo que fuera la historia de esta ciudad. Uno de estos sitios es el Parque Las Heras, una plaza muy extensa y arbolada que se sitúa en el corazón Barrio Norte. La misma está rodeada por grandes edificios y en ella se puede encontrar una escuela y algunos campos deportivos.

Lo curioso de este lugar es que antiguamente allí se levantaba la Penitenciaría Nacional, edificio que fue demolido en 1962. Fue entonces cuando se decidió crear este parque que hoy es uno de los grandes espacios verdes de la ciudad. Durante el verano, cientos de habitantes extienden sus mantas y tumbonas para tomar sol mientras que los niños aprovechan para jugar en los juegos infantiles. Sin embargo, pocos saben que parte de la cárcel yace bajo tierra.

Otro lugar con historia es Parque Patricios. Detrás del carrusel del barrio se encuentra un edificio similar al Templo de la Fortuna Viril de Roma. Sin embargo, en realidad se trata del último bastión de lo que fuera el Zoológico del Sud: su antigua confitería.

El zoológico fue creado hace poco más de un siglo como una sucursal del zoológico de Palermo, el más importante y visitado de la ciudad. Dirigido por Clemente Onelli, el lugar fue creciendo poco a poco y así fue sumando animales. Incluso luego se cerró sus puertas para proceder a una serie de obras en las que se construyeron varios edificios que se asemejaban a ruinas romanas. Así fue como el pabellón de los felinos y los osos era una copia del Acueducto de Claudio mientras que el depósito de forrajes estaba en el «Ara de Júpiter», las aves exóticas en el «Erecteón» y había un «Palomar romano». Otro lugar era el «Templo de Vesta», zona de grandes aves.

Lamentablemente, el Zoológico del Sud vio su ocaso cuando su director falleció y el lugar cerró sus puertas. Hoy el único recuerdo de este sitio dedicado a difundir la fauna es esta vieja confitería que siguiendo los deseos de Onelli, de origen romano, presenta una arquitectura típica del país donde nació.

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Categorias: Ciudad de Buenos Aires



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