El Cono de Arita, el salar negro de Salta
Es un paisaje mágico, casi extraído de una película de alienígenas. Peor lo cierto es que este espacio abierto y desértico se esconde en la puna salteña, a unos 80 kilómetros de la localidad de Tolar Grande.
Allí precisamente, en un punto perdido del mapa de la provincia de Salta, situada en el corazón del noroeste argentino, se encuentra El Cono de Arita, un perfecto cono de sal negra de lava que se levanta apartado del mundo en el extremo sureste del salar de Arizano.
En lengua aymará, “arita” significa “filoso” o “punzante”, y esta palabra fue el mejor adjetivo que este pueblo aborigen encontró para describir esta gigantesca superficie color amarronado. Como decíamos, el cono forma parte del salar de Arizano, otro fenómeno natural que merece la atención dado que se trata del salar más grande de la Argentina y el tercero del mundo, después del de Uyuni, en Bolivia, y del de Atacama, en Chile. El nombre del salar significa “dormidero del buitre” y responde a los cóndores que sobrevolaban la zona cuando el ganado era trasladado a Chile en una larga travesía para luego ser vendido. A su vez significa “huellas hirientes” en lengua quechua y, como es de esperar, este nombre responde a la filosa sal que se puede ver en la superficie.
Este lugar de la Argentina es uno de esos templos naturales a los que vale la pena visitar con una cámara fotográfica en la mano. Tal vez para eternizar algo de lo mucho que se puede apreciar cuando uno mira al horizonte. La mejor época para visitar el cono es en primavera y otoño dado que el verano es la época de lluvias y durante el invierno los caminos de acceso se congelan.
Los turistas pueden llegar hasta El cono de Arita en forma independiente o bien realizar una excursión con guía para así conocer todos los secretos de este lugar. Hay numerosas excursiones que salen desde Salta Capital y se realizan en 4 x 4.
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