La Trochita, el antiguo tren de la Patagonia

la trochita

En algún momento el ferrocarril logró ser el principal medio de conexión entre localidades uniendo en muchos casos la ciudad de Buenos Aires con las principales provincias del país. En el caso del sur argentino, la Patagonia contaba con dos líneas ferroviarias, una de ellas entre Puerto Madryn y Trelew y la segunda que conectaba a Bahía Blanca con Neuquén.

Sin embargo, a principios del siglo pasado se hizo necesario ampliar las rutas y así fue como nació el Viejo Expreso Patagónico, un tren que pretendía llegar hasta la cordillera de los Andes, pasando por lugares clave como Bariloche o Comodoro Rivadavia. La idea originaria era que hiciera sus paradas en varias localidades de la región, tanto de la región atlántica como de la cercana a las montañas aunque el proyecto quedó trunco debido a los problemas políticos. Sin embargo, se concretaron 283 km de ramales construidos en Santa Cruz y 197 kilómetros en Chubut, precisamente entre Comodoro Rivadavia y Sarmiento.

Fue así como nació la Trochita, uno de los trenes que formaban parte de esta red de ferrocarril. Debido a las características de su locomotora de trocha angosta el Viejo Expreso Patagónico pronto fue conocido con tal nombre y así fue como desde 1922 comenzó a unir distintos puntos del mapa de la región patagónica, transformándose no sólo en vehículo de conexión para el envío de objetos y mercancías sino también en puente a la hora de transmitir mensajes entre los habitantes de las regiones más alejadas.

Este ferrocarril se mantuvo en funcionamiento hasta entrada la década de los 70, cuando gran parte de las red local fue suspendida frente al avance de otro tipo de transporte. Fue entonces cuando la Trochita quedó en el olvido hasta que el sector turístico decidió revivirlo con la idea de conformar un paseo turístico sin precedentes.

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Hoy este tren recorre 165 kilómetros de sus 402 km originales (Esquel-Ingeniero Jacobacci) y así es como los turista pueden subir a esta reliquia del pasado en la estación de El Maitén, un pueblo olvidado cuyo centro de atracción es la estación de trenes.

El paseo dura unas cuantas horas y se trata de una magnífica travesía, muy pintoresca en tanto los vagones han sido conservados tal y como lucían en su época de esplendor. Recuerdo haber conversado con el director de la formación, quien me habilitó para viajar en la famosa locomotora de trocha angosta y fue entonces cuando descubrí el arcaico funcionamiento de este ferrocarril, que aún funciona a vapor.

El recorrido atraviesa amplias zonas deshabitadas, donde predominan algunos campos privados además de la precordillera andina. La ruta incluye algunas paradas intermedias, como la de Nahuen Pan, donde está el Museo de las Culturas Originarias Patagónicas, y también algunos túneles situados entre las montañas que fueron construidos entre las rocas y demandaron un gran esfuerzo humano. Finalmente, al caer la tarde la Trochita os depositará en la ciudad de Esquel, una localidad tranquila en donde encontraréis una buena oferta de hoteles y restaurantes.

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