Después del almuerzo en el campo de Buenos Aires

Caballos en Argentina

Después del almuerzo, momento en el que se saborearon las deliciosas empanadas criollas fritas en grasa para que salgan bien sequitas y crocantes, el tradicional asado criollo con ensaladas y un postre a la usanza del campo argentino, todo rociado con el vino tinto o eventualmente blanco de las provincias de Cuyo, Mendoza o San juan, al oeste de la República Argentina, llega el tiempo de divertirse.

Este es el momento en que seguramente aparecerán en algún escenario improvisado de antemano o simplemente en un lugar en el centro del salón que se hizo a fuerza de reacomodar algunas mesas, los tradicionales cantores y bailarines criollos. Unos llenarán el ambiente con sus voces y sus guitarras y bombos, entonando conocidos temas del cancionero popular argentino.

Zambas, cuecas y chacareras se irán mezclando en un solo tema que se cantará a viva voz por todo aquél que lo conozca, y en caso de tratarse de algún turista extranjero seguramente será acompañado por las palmas golpeando unas con otras y algún que otro pañuelo “revoleado” al viento.

Mientras la música suena, el espacio restante lo ocuparán los bailarines con sus tradicionales atuendos. Los hombres, con traje de gaucho con bombachas de campo, botas y espuelas; las mujeres, con sus floridos vestidos de “paisanas” con amplias polleras para poder lucirse durante las danzas.

Luego del espectáculo musical, llegará el tiempo para jugar al truco, un juego de naipes bien argentino, caminar bajo la frondosa arboleda, tomar unos ricos mates con bizcochos, y luego presenciar algún espectáculo a cargo de los peones de la estancia, que bien puede tratarse de la doma de algunos potros o de las tradicionales carreras de sortijas, donde los gauchos lanzados a todo galope en sus cabalgaduras intentarán sacar con un pequeño palito un anillo aún más pequeño que cuelga de un palo horizontal a más o menos a tres metros del piso, cosa realmente difícil si las hay.

Ya cayendo la tarde, las familias podrán observar el regreso de los animales que pastaban tranquilamente a sus corrales, traídos por los peones a caballo en un típico arreo del ganado, como se hace en los campos de la Pampa Argentina desde hace casi dos siglos.

El día de campo va finalizando, y aquellas familias que retornan a sus hogares emprenden el regreso, mientras que los que pernocten en la estancia se dirigirán a sus habitaciones en busca de una ducha y un merecido momento de descanso antes de la cena.

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Categorias: Buenos Aires, Costumbres de Argentina



Comentarios (1)

  1. kirira dice:

    que malas costumbres tienen pero si a ellos les agada yo no tengo ningun problema