Gaiman y Rawson, promesas en la Patagonia
A diferencia de Trelew, el encanto de la Patagonia puede entreverse en localidades cercanas a este importante polo urbano. Y así fue como la mañana siguiente nos encontró de nuevo en la ruta, esta vez para emprender viaje hacia dos destinos famosos de la Argentina patagónica: Gaiman y Rawson.
Confieso que había escuchado mucho sobre aquel pueblo de colonos galeses que desde 1875 domina el Valle del Chubut conservando con recelo las tradiciones más arraigadas. Pero lo cierto fue que al llegar a Gaiman me encontré con un sencillo pueblo que de alguna manera ha aprovechado unas cuantas construcciones históricas como anzuelo para promocionarse turísticamente.
La realidad estaba lejos de la ficción (o eso sentí): Gaiman es bonita, agreste, sencilla y sí, es cierto, atesora unas cuantas coquetas casas de té (Lady Di visitó uno de ellos durante uno de sus recorridos). Pero no es todo lo que esperaba, lejos estaba de transformarse en una aldea colona en la que uno se transporta a la antigua vida de entonces.
De alguna manera me sentí defraudada o quizá mis expectativas eran demasiado altas y así fue como luego de recorrer el Museo Regional Galés, la Capilla Bethel, fundada en 1914, y de tomar el obligado five o`clock tea me sumergí en una suerte de resignación típica de quienes habitamos un país en el que muchas veces la realidad termina por naufragar en el mar de las promesas.
Eso no ocurrió con Rawson, una ciudad que a pesar de ser la capital de la provincia de Chubut no es presumida sino que descansa y aprovecha sus sencillas virtudes. Y así es como reservada y tras bastidores entrega con orgullo su gran atractivo turístico que es la Playa Unión, una playa de piedra y mar oscuro que se ha ido ganando el reconocimiento de los turistas de la región, en especial durante los meses de verano.
Algunos restaurantes que tientan los paladares con platos de salmón, abadejo, vieyras, o pejerrey y un puñado de discretos hoteles resguardan con recelo los atractivos de la ciudad aunque lo curioso es que la natural tranquilidad de esta localidad basta por sí sola para atraer las miradas. En especial para los viajantes cansados dispuestos a que el sonido del mar los arrulle una noche de otoño.
Pero nosotros seguimos nuestro viaje, rumbo ahora a Puerto Madryn.
Categorias: Artículos sobre Argentina, Patagonia