Alta Gracia, historia hecha arquitectura

Complejo jesuítico de Alta Gracia

La ciudad de Alta Gracia se encuentra en el departamento de Santa María, en la provincia de Córdoba. El escenario que la rodea es el de las Sierras Chicas, una región que los indígenas comechingones denominaron Paravachasca. Hoy, con este nombre se conoce a un circuito turístico que tiene en Alta Gracia a su centro principal.

Fue en 1588 que comenzó a trazarse la historia de la ciudad. Por aquel entonces, Juan Nieto creó en esas tierras una estancia. Cuando Alonso Nieto de Herrera se convirtió en su propietario, bautizó a la zona con el nombre de Virgen de Alta Gracia, en recuerdo del santuario de Extremadura, España.

A principios del siglo XVII, los jesuitas arribaron a la estancia y se dedicaron al desarrollo de los cultivos en las fértiles tierras de la región. En 1767 fueron expulsados, y en la actualidad los altos muros de la estancia son testigos privilegiados de la historia de Alta Gracia.

En la ciudad, la arquitectura también refleja su pasado colonial. La antigua casona en la que residió el Virrey Liniers está abierta al público, y en ella pueden observarse mobiliario y objetos de época.

La Iglesia Parroquial de estilo barroco es otro de los monumentos destacables. Al igual que el Obraje, otra construcción jesuita, constituye una de las joyas arquitectónicas de Alta Gracia.

Quienes vayan en busca de vacaciones activas, la oferta es amplia y variada. En las playas de los balnearios que se encuentran sobre la costa de ríos y arroyos puede practicarse mountain bike, senderismo, cabalgata, paracaidismo, caza y pesca, disfrutando del aire puro de la región.

El Parque García Lorca, la casa del Che Guevara y los numerosos museos que funcionan en la ciudad son más sitios históricos de gran importancia para visitar.

En materia gastronómica y hotelera, la infraestructura de la ciudad está altamente desarrollada. En alguno de sus muchos restaurantes puede degustarse la cocina típica la zona.

Foto Vía: Argentour