Merodeos por Tandil

Tandil es una ciudad situada en las afueras de Buenos Aires, Republica Argentina. Se destaca por sus sierras y su clima de relax, es ideal para aquellas personas que buscan descansar….

Lo más famoso de Tandil es la piedra movediza. Se cayó en 1912 y todavía el miniturismo se pregunta dónde está. En realidad está. Sobre la entrada del Banco de la Nación –dicen- en cuya caída parece que participó alguna ligereza del marmolero. El resto de los pedazos pueden avistarse desde un punto panorámico oportuno.

Si hablamos de la trama secreta de gourmandice local tenemos que mencionar a productores de salames, quesos, endibias, champignones, miel, dulces y hasta pain d’epices. Todos más o menos escondidos en esta ondulada comarca serrana.

Todo recorrido debería empezar por un sitio remarcablemente original para los standard existenciales de la Argentina, la Escuela Agrotecnica Ramón Santamaría. Un colegio secundario en el que los chicos aprenden buenos oficios, como el de quesero. La producción está a cargo de ellos y la originalidad reside en que el sistema funciona: los quesos hasta llegan a Buenos Aires, se venden en queserías, el profit entra ala escuela.

Además estos quesos son respetados por los gourmets como exponentes artesanales genuinos. Hacen holando, gorda, banquete, cheddar y sardo. Los tres primeros se corresponden con una masa tipo paté gras, sabrosa. La escuela trabaja todo el año y durante las vacaciones de verano, la producción queda en manos de peones. Se los ve maniobrar con enormes volúmenes que luego moldean en mesadas, prensan y estacionan allí. El holandita pasa por salmuera 24 horas y luego 20 días en depósito, mientras el banquete cumple un mes de estada.

En realidad, el fuerte de la escuela es la cabaña holando argentino de pedigree. Tiene buenos reproductores lecheros. Pero también chanchos y aves. Los chicos hacen chacinados frescos (chorizos y morcillas) como parte del entrenamiento en las faenas del campo. Y todo se aprovecha: con el suero fabrican su propia manteca y crema.

La escuela surgió tras el testamento de Ramón Santamaría, quien dejó las tierras para construir un hogar agrícola femenino, donde las chicas aprendieran a criar conejos y a conseguir miel. Los amigos de Santamaría se juntaron e hicieron el edificio central, la vieja casona de la entrada y cumplieran con otro mandato del legado, lo donaron al Estado.

Estos quesos tienen un fiel comprador, la Casa del Queso, otro milagro de Tandil, que además desafía todo preconcepto sobre el consumo en provincia. De afuera no impresiona. Pero al entrar uno concluye de inmediato que los tandilenses deben comer muchísimo queso.

Pero no es todo queso en Tandil. Existen también chacinados high level en las sierras. Porque se elaboran casi artesanalmente con tres elementos naturales y sanos. Tres generaciones atrás el primero llegado de Lombardia se los instaló a elaborar. Hoy sus hijos y nietos conducen el difícil arte de conseguir espontáneamente el ácido láctico en sus charcuterías, lo que se debe lograr para obtener el mejor sabor.

Hacen salamines picado grueso y también fino, sopresatas, chorizos secos, longanizas diversas, salames criollos. Emplean tripas naturales y tiene suficiente paciencia para esperar la madurez de estas piezas en los secaderos. Detalle que algunos frigoríficos apuran mediante cultivos para secarlos en 4 días, contra los 15 del sistema tradicional. El aparato obtendrá chacinados pastosos que al cortarlos se desgranan. Durante el secado sufren una merma, en cuya dosis justa también reside la calidad. Los elaboradores combinan también sus propias especies, siguiendo dictados familiares. Elaboran una longaniza napolitana con anís, salamines aromatizados con ajo, pimienta, nuez moscada, una calabresa picantosa gracias al ají molido y una española por supuesto con pimentón. Tres variedades de salames, el grueso criollo, el tandilero fino y el milan ancho y vasto completan el menú. La new generation de la casa está tras la pista de un producto que la identifique y rumbean para el lado de singularizar la sazón, tal vez echando mano a las hierbas aromáticas.

Vale el viaje irse hasta Tandil para conseguir la Selección Don Pedro, una partida especial de salamines que se han envasado en caja, como homenaje al fundador del mas importante frigorífico. Los fans de estas cosas los reconocen como de excelente sabor y buena proporción entre los daditos de tocino y la carne de toro.

Elaboran la miel de girasol, de eucaliptos, cardo, da tantas flores silvestres de las sierras. Tan vez los productores puedan algún día armar un rompecabezas de las mieles, todas excelentes, sutiles de sabor.

Tandil tiene también chocolatería propia. Está en el centro de la ciudad y hacen frutas recubiertas de choco, tipo higos italianos y cerezas muy finas. Imposible dejar de probar los alfajorcitos de dulce de leche bañados.

Así que si a usted de gusta el buen comer acompañado de un bello paisaje campestre, no deje visitar Tandil, una de las bellezas de Buenos Aires, Argentina.

COMO LLEGAR – ACCESOS DESDE CAPITAL :
EN AUTOMOVIL
Desde Buenos Aires por ruta:
Desde la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores se puede llegar hasta Tandil tomando la Ruta Nac. 3 hasta la ciudad de las Flores, donde se encuentra en  curce con la Ruta Prov. 30 que lleva a la ciudad de Rauch y Tandil, donde cruza la Ruta Nac. 226, principal arteria de ingreso a la ciudad de Tandil

EN OMNIBUS
TERMINAL DE OMNIBUS (Informes) – Av. Buzón 650 TEL (+54) 2293 43-2092

EN TREN
INFORMES Y CONSULTAS :
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TEL (011) 4304 – 0028 / 0036 / 0038 –
TEL (011) 4306- 7919

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